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Administración Pública. Profesión: Orientadora laboral. Localidad: A Coruña

domingo, 6 de diciembre de 2009

La responsabilidad de la Orientación laboral en la Sociedad del Conocimiento

Este es un artículo de Félix Huelves Martín. Licenciado en Pedagogia y Asesor pedagógico especializado en innovación TIC y Creatividad que ha caído en mis manos y que volcamos en este blog porque  nos  parece muy interesante y deseamos compartirlo con todos vosotros/as.

Nuestra sociedad está siempre en constante cambio. Desde la transición del nomadismo al sedentarismo en el neolítico, hasta la reciente sociedad de la información y la comunicación, las personas hemos tenido que aprender habilidades y destrezas que nos hicieran competentes ante las nuevas tareas a realizar. Los jóvenes de la revolución industrial tuvieron que aprender a manejarse con aparatos mecánicos nunca vistos. Los más ingeniosos incluso creaban un sinfín de innovaciones que nos ha permitido llegar a la Sociedad de la Información, donde nuestros jóvenes se manejan velozmente seleccionando y filtrando una cantidad ingente de datos. Nace ahora una nueva sociedad, la Sociedad del Conocimiento, impulsando una competencia central que las nuevas generaciones han de adquirir: la capacidad de aprender y seguir aprendiendo.

El mercado laboral actual marcado por las relaciones internacionales, la apertura de filiares y departamentos en cualquier parte del globo, la búsqueda de nuevos nichos de mercado, la transferencia y adaptación de modelos empresariales extranjeros a la situación local… denota la necesidad de organizaciones flexibles e inteligentes con capacidad de adaptarse a cambios rápidos y, a veces, imprevistos. Y como sabemos el motor de las organizaciones son las personas. Si las personas no tienen esta capacidad de cambio, de aprender de forma autónoma y permanente, la organización no podrá evolucionar.

Este mercado exige de las organizaciones: flexibilidad y de las nuevas generaciones: la capacidad de aprender nuevas competencias. Las reformas educativas buscan crear espacios comunes de aprendizaje y certificación para una mayor movilidad y adaptabilidad del trabajador. Se hace necesaria, por tanto, una orientación adecuada a estos tiempos. Esta orientación ha de tener como objetivo el desarrollo de estas nuevas competencias por parte del estudiante y del profesional; y para ello es condición sine qua non que se oriente a formadores y docentes para la adquisición de habilidades específicas de cara a formar a estas nuevas generaciones.

Como bien se ha percatado la pedagogía: La estimulación temprana y la educación facilita el aprendizaje posterior, por lo que es fundamental para un futuro personal y profesional de la Sociedad del Conocimiento el ser orientado durante su etapa de formación inicial, tanto en la educación básica obligatoria, como la educación superior.

Es fundamental en la orientación personal, académica y laboral que siempre se ayude a la persona a reflexionar y autogestionar sobre su proyecto de vida, en este caso, profesional. Por supuesto, sobretodo en tiempos de coyuntura económica, es posible que la realidad de la oferta de empleo no sea la misma que las expectativas del proyecto profesional del sujeto; o bien, que las funciones a desempeñar dentro del puesto no se ajusten exactamente al perfil inicial. El mercado está en constante cambio, las organizaciones inteligentes buscan adaptarse, por lo que el trabajador debe conocer bien cuál es su umbral de tolerancia a la frustración para poder ajustarse mejor a cada situación e incluso desarrollar competencias que permitan al futuro trabajador adaptarse a las exigencias que requiera la movilidad entre puestos de trabajo tanto como la asunción de diversas tareas y roles dentro del mismo puesto. Para ello, el estudiante ha de aprender no sólo habilidades específicas del puesto, sino otras transversales que le permitirán avanzar en su carrera profesional, mejorando su empleabilidad.

Además, en las organizaciones de la sociedad del conocimiento, no sólo se busca la mano de obra especializada en una tarea concreta sino personas capaces de adquirir nuevas habilidades y destrezas para ponerlas al servicio de la resolución de problemas de forma creativa.

El hecho de centrarse exclusivamente en los contenidos del currículo académico provoca que muchas veces no seamos conscientes del potencial de nuestras habilidades. Actualmente proliferan con éxito, por ejemplo, talleres de cortometrajes que se realizan en los centros de educación secundaria, las horas que dedican en aplicaciones informáticas como los sistemas de mensajería instantánea, redes sociales… así como el gusto por realizar tareas en conjunto. Los jóvenes de hoy en día poseen una alta motivación hacia la creatividad, la comunicación y el trabajo grupal.

El orientador laboral ha de centrar su atención en todas estas y muchas otras destrezas que constituyen el núcleo de potencialidades de los nativos digitales; ayudando tanto a jóvenes como a agentes educativos a aprender a mejorarlos. Es esencial por tanto realizar una orientación eficaz, que sepa y ayude a conocer las debilidades competenciales del orientado, pero sobretodo las fortalezas y oportunidades que posee y que puede potenciar.

La orientación, por tanto, no sólo ha de buscar alcanzar las metas exigidas por el mercado o el currículo académico, sino también ha de caminar junto a él durante su desarrollo creativo; evitando encasillar en los perfiles ya existentes. Ha de animar al aprendiz a implementar su capacidad de transgredir e innovar, de investigar y crear como forma de vida. Estas capacidades son fundamentales para que las personas sean origen y motor de cambio social, ayudando a las organizaciones e instituciones a construir y mejorar la Sociedad, avanzando aprendiendo del pasado, creando el presente, y visualizando el futuro.

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